"In Memoriam"

A los 62 años murió de enfisema pulmonar alguien que fue como una madre conmigo. Recuerdo que siempre decía sosteniendo el cigarrillo entre sus dedos: "De algo se tiene que morir uno, mijo".
Mucho antes de su muerte, la visitaba con frecuencia. Con tristeza observé la fuerza con la cual se aferraba a la vida. Y aún hoy, estoy seguro de que no se quería morir, pero su vida ya había adoptado la forma de un balón de oxígeno permanente.
Luego, tuve que hacer un viaje largo al extranjero y quise despedirme de ella. En esa ocasión me dijo que sabía que no me volvería a ver en vida, pero que tenía una revelación que hacerme: "Toda la vida pensé que de algo se tenía uno que morir... pero, mijo, ¿sabe qué? Hay muertes de muertes, y esta asfixia letal es la peor muerte que uno puede sufrir".
Jamás la volví a ver. Pero hoy, con motivo del Día Mundial sin Tabaco es inevitable volver al recuerdo de aquella persona que amaba tanto la vida, y que no obstante, dejó que se le fuera lentamente en pos del humo caprichoso de un cigarro.

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